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La gripe porcina o influenza porcina es una enfermedad infecciosa causada por cualquier virus perteneciente a la familia Orthomyxoviridae y que ha resultado endémica en poblaciones porcinas. Estas cepas virales, conocidas como virus de la influenza porcina o SIV (por las siglas en inglés de «Swine Influenza Viruses») han sido clasificadas en Influenzavirus C o en alguno de los subtipos del género Influenzavirus A (siendo los más conocidos H1N1, H1N2, H3N1 y H3N2).[1] [2] [3] [4]

Las personas que trabajan con aves de corral y con cerdos, especialmente aquellas que se hallan expuestas intensamente a este tipo de animales, tienen mayor riesgo de infección en caso de que éstos porten alguna cepa viral que también sea capaz de infectar a los humanos. Los SVI pueden mutar en un estado que les permite ser contagiados de persona a persona. Se cree que el virus responsable del brote de gripe porcina de 2009 ha sufrido de esta mutación. Los síntomas de la enfermedad son muy parecidos a los de la gripe, figurando escalofríos, fiebre, faringitis, dolores musculares, fuertes dolores de cabeza, tos, cansancio y malestar general, como los principales percepciones médicas vinculadas con ésta.

Sintomatología
Los animales pasan por un cuadro respiratorio caracterizado por tos, estornudos, temperatura basal elevada, descargas nasales, letargia, dificultades respiratorias (frecuencia de respiración elevada además de respiración bucal) y apetito reducido. La excreción nasal del virus puede aparecer aproximadamente a las 24 horas de la infección. Las tasas de morbilidad son altas y pueden llegar al 100 por ciento, aunque la mortalidad es bastante baja y la mayoría de cerdos se recuperan tras unos 5 o 7 días tras la aparición de los síntomas.[5] La transmisión de la enfermedad se realiza por contacto a través de secreciones que contengan el virus (a través de la tos o el estornudo, así como por las descargas nasales).


La gripe porcina infecta a muchas personas cada año, y se encuentra típicamente en aquellos que han estado en contacto con cerdos de forma ocupacional, aunque también puede producirse transmisión persona-a-persona.[6] Los síntomas en seres humanos incluyen: aumento de secreción nasal, tos, dolor de garganta, fiebre, malestar general, perdida del apetito, dolor en las articulaciones, vómitos, diarrea y en casos de mala evolución, desorientación, pérdida de la conciencia y ocasionalmente puede terminar en la muerte.[7]





Tratamiento en humanos
Además del tratamiento sintomático, que debe ser igual al de la gripe, hay algunos fármacos como Oseltamivir y Zanamivir que pueden ser utilizados en la infección por el virus de la gripe porcina.[cita requerida] Estos antivíricos sólo deben utilizarse bajo prescripción médica y preferentemente en el medio hospitalario, además no están exentos de efectos adversos a tener en cuenta.[cita requerida] Es perentoria la disponibilidad de una vacuna efectiva que probablemente tarde unos meses en estar disponible en el mercado.[cita requerida]


Vacunación porcina
Las estrategias de vacunación para el control y prevención de SIV en granjas porcinas incluyen típicamente el uso de 1 de muchas vacunas contra SIV bivalentes disponibles comercialmente en los Estados Unidos. De 97 cepas aisladas recientemente de H3N2, sólo 41 tenían fuertes reacciones serológicas cruzadas con antisuero a 3 de las vacunas comerciales contra SIV. Ya que la capacidad protectora de las vacunas de gripe dependen principalmente de la cercanía y similaridad entre el virus de la vacuna y el virus que causa la epidemia, la presencia de variantes no reactivas de H3N2 SIV sugiere que las vacunas comerciales actuales podrían no proteger efectivamente a los cerdos de infecciones por una gran mayoría de virus H3N2.[8]

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